Por Soli Aranda
Mientras los humanos se quejan del calor, nosotros nos lamentamos por no poder tomar nuestras adoradas clases.
Entre brindis y pan dulces, el cuerpo hace piquete rogando por un relevé (¡aunque sea uno!). Los pies se sienten molestos, la comezón de dos semanas sin estirarse comienza a sentirse. Y ni qué hablar de la espalda que toda contracturada implora por un…a barra donde aflojarse. «¿Qué he hecho yo para merecer esto?» se han preguntado nuestros delicados oídos frente a la música de radio que ponía el primo Tito para festejar la navidad.
– ¡Oh! ¿Y ahora?…¿Quién podrá defendernos? – implora la especie danzante.
– ¡El Don acalorado! – dice en traje de baño floreado, con la espada en mano y un passé bien sostenido – Que no panda el cúnico, os traemos la agenda de verano.
El 14 de enero volvemos al ruedo…
Escucho los cánticos de aleluya desde aquí: Alabado sea el Don, alabado sea el Don, alabaaaaaaado sea el Doooooooooon :o))))